¿VOLVEMOS?

Septiembre: mes de propósitos, buenas intenciones y vuelta a la rutina después de un período vacacional. “Vuelta a la rutina”. Nunca una expresión tan común se nos hizo tan ajena.

Volver nos remite a un regreso, a un retorno a un punto de partida conocido. Sin embargo, ahora no conocemos desde donde empezamos. No se puede volver donde uno nunca estuvo. Rutina hace referencia al hábito adquirido de hacer algo de un modo determinado, que no requiere tener que reflexionar o decidir. Quién no se esté devanando los sesos ahora mismo por cómo organizar su vida que tire la primera piedra.

Nos encontramos absolutamente vulnerables ante un comienzo de curso que nos es totalmente incierto. En la vida pre-COVID septiembre era también un mes de planificación: extraescolares de los niños, actividades de los adultos, organización familiar, viajes de trabajo o de ocio, celebraciones, eventos o reuniones laborales. Nada de todo esto puede ser planificado ahora mismo. “No sabemos nada” podría ser el trending topic de la calle. No sabemos nada de la organización de los centros educativos, de la modalidad del trabajo en la que nos encontraremos dentro de un mes, de si volveremos a estar confinados, ni por supuesto de hasta cuándo usaremos la mascarilla o volveremos a dar besos.

A donde sea que volvamos este septiembre, volvemos cambiados. Tocados y algunos casi hundidos por la pérdida. Pérdidas tan duras como la de seres queridos o unas condiciones económicas que permitan una subsistencia digna. Y otras más llevaderas, pero también dolorosas, como la sensación de pérdida de control y de estabilidad que nos acompaña a todos y que cada uno ha podido sentir de una manera. Hemos cambiado la sensación de omnipotencia e invulnerabilidad por una compañera de viaje más puñetera: la incertidumbre.

Sin embargo, lo que sí que vuelve como siempre este septiembre es la temporada de higos y uvas. La naturaleza ha seguido su curso. Los agricultores tienen que enfrentar la recolecta como todos los años, con las medidas oportunas pero teniendo claro que esa fruta no se puede “echar a perder”. La pregunta es: ¿nosotros sí? De una manera u otra es la muestra de que la vida continua, no se ha parado aunque lo parezca. No volvemos pero nos movemos. El camino a trazar este año es nuevo y nos obliga a la reflexión de la que rehuye la rutina. El terreno es desconocido y tenemos que visualizarnos como exploradores en una cueva. Es oscura, hay murciélagos pero ¿y si encontramos pinturas rupestres o el acceso a un hermoso paraje? No entrar en la cueva es la imagen del fruto caído pudriéndose así que preparemos linterna y casco.

Pero, ¿qué ocurre con quien no tiene ni linterna, ni casco? No todos nos vamos a encontrar con los mismos recursos, ni materiales, ni psíquicos para afrontar este extraño septiembre y nuestro trabajo como terapeutas consistirá en poder dar un poquito de luz a aquellas personas a quien la oscuridad se le está haciendo más presente.

Psyquia vuelve. Tampoco sabemos si las sesiones podrán seguir siendo presenciales o si nuestra formación tendrá que ser únicamente telemática, pero con la incertidumbre de la mano, afrontamos un curso lleno de movimiento. Aquí estamos.