Los duelos obligados del adolescente
Con el desconcierto que ha supuesto el duelo por el que atravesarán los protagonistas del Instituto Joan Fuster, nos permitimos hacer un pequeño recorrido por esos duelos que no son acción de otros, sino esos por lo que todo adolescente atraviesa.
El ataque producido este lunes en el instituto Joan Fuster de Barcelona ha abierto debates en torno a las políticas educativas, seguridad institucional, normas jurídicas y atención sanitaria, que han despertado en la sociedad múltiples preguntas, expresiones de desconcierto y conmoción propias de escenarios como éste. Hemos visto igualmente el importante – y necesario- despliegue de servicios de atención psicológica para los principales afectados en este hecho, a decir, los estudiantes del Joan Fuster.
La realidad y virulencia de la situación demanda la necesidad de apoyos a estos adolescentes, que tienen que sumar a los duelos propios de la etapa vital y evolutiva por la que atraviesan, el duelo por las pérdidas que a partir de ahora también son suyas. Una situación como la vivida, acelerará los duelos psíquicos de la adolescencia y que en sí mismos constituyen experiencias de angustia.
Estos duelos forman parte del trabajo psíquico por el que todo adolescente atraviesa, con el fin de consolidar la autonomía, la sexuación y la filiación, como tareas últimas del emprendimiento del inicio de la adultez. Son tres los duelos importantes: el duelo por el cuerpo infantil, el duelo por los padres de la infancia, y el duelo por el rol, su rol en la infancia como niño.
El primero de estos duelos remite al adolescente a ese cuerpo actual, lleno de transformaciones que resulta extraño y difícil de manejar, aquel cuerpo infantil, ya perdido y al que no había que enseñar a conducir,queda en el recuerdo del niño que se era. El duelo por los padres de la infancia, despierta sentimientos de ambivalencia en el adolescente, ya que desea conservar los padres poderosos, sólidos e imprescindibles y al mismo tiempo desprenderse de ellos; cuando empiezan a caer como figuras ideales y se constituyen como lo que son, adultos en el mundo real. El duelo final, por el rol de la infancia establece en el adolescente la certeza de un yo diferente, y que con frecuencia además de distinto al que era, responde a gustos, preferencias, ideales e interrogantes que antes no tenía, y que ahora irrumpen de forma imperiosa empujándole a confrontarlas. Son estas tres pérdidas la que movilizarán la estructuración psíquica del adolescente, y que conformaran el adulto que en el escenario más deseable podrá responder a la preguntas ¿quién soy?
Los hechos de este lunes en Barcelona sin duda sentarán algunos precedentes, para abrir espacios de reflexión y acción sobre los temas sujetos a cuestionamiento. Sin embargo, y gracias a que no es un suceso normativo ni frecuente dan lugar a duelos particulares en todos los involucrados, especialmente los estudiantes del instituto. Los duelos en la adolescencia, los tres duelos del trabajo psíquico del adolescente son de todos los días, ¿cómo podemos facilitar entonces, desde el lugar que cada uno tiene, el tránsito por estas pérdidas vitales con aquellos que tenemos cerca y que se duelen?