Algunos arrebatos femeninos
Algunos arrebatos femeninos giran en torno a la siguiente cuestión: ¿Por qué las mujeres están dispuestas a morir por amor? Ya sea real o psíquicamente. Por supuesto, este paradigma concierne también a los hombres, pero en nuestra cultura continúa formando parte de la clínica femenina. ¿Hasta que punto hay que luchar por amor?, ¿El amor se lucha?, ¿El valor del amor para la feminidad?… Son algunas preguntas que nos hacemos.
A pesar de los cambios sufridos en la posmodernidad, donde la autonomía, independencia económica y social, se erigen como ejes garantes de la feminidad, las mujeres “aman desesperadamente, como hubieran querido ser amadas” dice Elina Wechsler en su libro Arrebatos femeninos, Obsesiones Masculinas, y en esa escena trágica vuelven a colocarse a merced del Otro.
¿Cómo poder encontrar otro lugar desde el que ser reconocidas y a la vez reconocerse en una posición femenina? Las mujeres se presentan amando y sufriendo por ese amor, en nombre del amor en sí mismo, en una búsqueda incesante de algo que paradójicamente se teme encontrar: La fusión con el otro.
Estos son los arrebatos a los que nos enfrentamos. Insatisfacción constante al no poder encontrar algo que pensamos que existe pero que a su vez nos llevaría a la propia muerte, al menos psíquica. ¿Cómo puede salir entonces de este circuito la mujer?
Actualmente nos encontramos frente a la productividad del ser. Soy lo que tengo. De ahí que la posición femenina se enfrasque en un torbellino de actividades que la hagan ser: “Soy madre, soy directiva, soy deportista…”. La paradoja surge cuando se entiende que para amar y ser amado uno tiene que partir desde lo que uno no tiene, desde la carencia. Puesto que carezco, entonces deseo, y deseo porque carezco.
El amor absoluto se escapa entonces al deseo y resulta irrealizable e imposible, Pero en cuanto al amor ¿Puede una mujer renunciar a un imposible, cuando es dicho imposible el que hace que aumente el deseo? Es en esta respuesta donde encontramos las relaciones donde se ama al otro de un modo inaccesible, o ¿se ama al otro porque es inaccesible?
Parece que a pesar de los cambios, las cuestiones femeninas profundas continúan planteando serias preguntar acerca del Ser que no pueden ser respondidas de un modo superfluo y mucho menos, desde la lógica del tener.