APEGO Y PAREJA

Hasta que lo inconsciente

no se haga consciente,

el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida

y tú le llamarás destino.

Carl Gustav Jung

El estilo de apego desarrollado por una persona en su infancia influye de manera significativa en los procesos de elección de pareja así como en la calidad de las relaciones afectivas que establecerá en la edad adulta, según escribe Olga Barroso Braojos, psicóloga, en la revista digital de Medicina psicosomática y Psicoterapia.

Y, como dice el artículo, algunos psicoterapeutas consideran que uno de los factores más decisivos en el proceso de elección de pareja es el estilo de apego de la persona. Se pueden considerar las relaciones de pareja como relaciones de apego, relaciones en las que se activan los modelos de apego.

Ya John Bowlby, a lo largo de su extensa bibliografía estableció y demostró que los niños y niñas necesitan una relación cercana y continuada con un cuidador primario para poder desarrollarse emocionalmente. Y situó la construcción del vínculo de apego como el proceso mediante el cual la persona desarrolla y adquiere las capacidades y competencias emocionales necesarias para relacionarse sana y maduramente en las relaciones afectivas significativas.

Bowlby explicó que todas estas capacidades emocionales que vamos a poner en juego en las relaciones interpersonales afectivas, especialmente en las relaciones de pareja, desde la capacidad de identificar y diferenciar las emociones como la capacidad de regularlas hasta la más compleja de todas, la empatía, se desarrollan y aprenden, no nacemos con ellas. Y se adquieren precisamente en la relación interpersonal con nuestras figuras de cuidado, se adquieren en el proceso mediante el cual se construye el vínculo de apego con estas figuras de apego. Sin estas capacidades la posibilidad de establecer relaciones afectivas sanas, equilibradas y satisfactorias se verá seriamente mermada.

Encontraremos que las personas que vienen a la consulta desplegarán inconscientemente su atención de forma que se refuerza y justifica esos modelos de apego que han tenido, y éstos empujan para percibir la realidad según ellos y para interactuar en la realidad interpersonal según ellos.

Es verdad que la infancia no puede ser algo tan determinante. Como decía mi compañera Maite Echegaray en su entrada del blog “Lo que me asusta de ti es que no eres yo” en la que nos habla de la psicoterapia como esa segunda oportunidad para vernos a nosotros y nosotras mismas. Podríamos añadir también la psicoterapia como esa segunda oportunidad de establecer un vínculo seguro y de confianza.

Bowlby ya estableció que los lazos formados en la niñez persisten en forma de modelos en el mundo representacional de la persona adulta. Y que estos modelos se forman desde los primeros meses de vida y van haciéndose más complejos, van reinterpretándose, ajustándose y remodelándose a lo largo de todo el ciclo vital. Estas estructuras tienen, por un lado, tendencia a la estabilidad y a la auto perpetuación (o compulsión repetitiva de Freud), pero al mismo tiempo tienen también posibilidades de cambiar (flexibilidad neuronal) siempre que se tengan nuevas experiencias de apego gratificantes y seguras con figuras de apego diferentes a las figuras cuidadoras.

Es por este motivo que la experiencia psicoterapéutica, siempre que consiga que el paciente acceda a sus representaciones de sí mismo y de sus figuras de apego y pueda explorarlas, podrá facilitar al paciente que las evalúe y las reestructure con las nuevas experiencias interpersonales y afectivas vividas en la relación con el terapeuta.

¿Qué pensáis sobre todo esto? Es un tema complejo por la cantidad de factores y variables que pueden influir, pero quizá haya algo de todo esto, ¿no crees?

Desde Psyquia os animamos a tomar conciencia de tantas cosas que se nos escapan, en cuanto a ilusiones, expectativas, deseos… esas dinámicas y relaciones que se repiten y repiten, etc., para que no nos jueguen malas pasadas o dificultades en las relaciones o conflictos internos. O ¿quizá prefieres seguir creyendo en el destino?

 

Ana del Pozo Palomo