¿Qué ocurre cuando nos enamoramos?
Cada día surgen nuevas parejas. Paseamos por la calle y vemos parejas de enamorados que se besan en un parque, en el cine, en cualquier lugar. “Están en otro mundo”. En su mundo, donde no hay cabida para nadie más. En ese momento sólo existen ellos dos. En esta ocasión os invitamos a pensar acerca del enamoramiento.
Cuando nos enamoramos nos prendamos de amor de alguien. Palabras sencillas a priori de las que se han elaborado multitud de teorías desde la filosofía, el cine, la poesía, el teatro, pero también desde la medicina y la biología.
Se habla de él como un suceso que ocurre en un “chasquido”. Cupido aparece con sus flechas y nace el amor en ese instante. De repente, sin esperarlo, aparece otra persona que nos atrapa: serán ¿sus ojos, su mirada, su cuerpo, su cabello…? Todo en él o ella nos gusta pero no sabríamos concretar en un principio qué fue aquello que nos atrapó.
Sobre lo que sentimos, hay elementos compartidos en todos aquellos que han estado enamorados alguna vez. “No querer separarse de la persona amada ni un solo segundo, no poder vivir sin ella, tener la necesidad de hablar de él o ella continuamente, de lo guapo/a y maravilloso/a que es, sentir una gran inapetencia hacia aquello externo a esa persona”. Sólo él, sólo ella, nada más.
También encontramos señales corporales, nos ruborizamos, se nos pone la piel de gallina, se acelera nuestro pulso o aparece un nudo en el estómago cuando nos acercamos al encuentro en una cita.
En torno a este acontecimiento hay múltiples frases y dichos que continúan siendo de lo más actuales. Escuchamos a diario “¡Qué bella está esta chica! ¡Eso es porque está enamorada!” o, “desde que se ha enamorado no sabemos nada de él”
Pero en lo psíquico, ¿qué puede estar pasando?
Los enamorados se encuentran inmersos en sensaciones de completud. “El otro mecolma, me satisface plenamente, es todo para mí, cuando estoy con él o con ella no me falta nada, no necesito más”. En la creencia de que el otro es todo para uno y viceversa, se corre el riesgo de quedar atrapados en una relación extremadamente dependiente, olvidando que eso que sentimos no es amor. El amor es un proceso más difícil y complejo. Es aquí donde muchas parejas caen en crisis y deciden consultar para ver qué les está pasando.
Y no es una elección casual. La persona elegida posee algo que convocó el recuerdo de aquello que se amó o se extrañó en la infancia, o algo que uno hubiera querido ser o tener. Nuestros anhelos narcisistas intervienen de alguna manera en el encuentro amoroso. Es una experiencia tal que deseamos volver a ella, repetirla y repetirla, pero sabemos que no puede ser infinita y finalmente la realidad termina por imponerse.
El enamoramiento es un estado temporal que no dura para siempre. Es previo al amor, que es más duradero y generalmente está cargado de menor intensidad y adrenalina.
El amor es un proceso que incluye un gran trabajo psíquico, incluye un lugar para el desencuentro y la tolerancia de las diferencias de ambos. Tras aquel flechazo, se trata de poder abrir un espacio distinto donde respetar y aceptar al otro, de quererlo a sabiendas de sus defectos y poder entregarle lo mejor de uno mismo, también con su correspondiente dosis de defectos.
Supone la elaboración de que los integrantes de la pareja son dos sujetos con deseos e intereses diferentes que no siempre coinciden, rompiéndose la creencia de que el otro es de mi propiedad y que puedo disponer de él cuando lo desee. El amor permite hacer planes, construir, crecer como pareja. “Re-aparece” el mundo y cada uno comienza a interesarse de nuevo en sus cosas. Dejar de ser uno para volver a ser dos, dos sujetos que se aman.