Las Relaciones de la media naranja
En esta ocasión reflexionamos sobre: ¿Qué es el amor? ¿Qué buscamos en una relación? ¿Existe la media naranja?
Lo soy todo para él y él lo es todo para mí. A menudo oímos esta frase como referente del enamoramiento. Pero, ¿es eso el amor? ¿no necesitar nada más allá del Otro? Veamos sus particularidades.
Es el llamado amor fusional o narcisista donde se busca la completud, la perfección, la incondicionalidad y la no existencia de fisuras que nos puedan hacer pensar que el otro se atreve a desear algo que no sea yo. Por tanto, la mirada hacia otro lado es signo de desamor, de rechazo y es interpretado como: “no me quieres porque no te doy todo lo que necesitas”.
Esto nos hace pensar: entonces, ¿es un amor al otro o más bien a la imagen de uno mismo que devuelve el otro? Si me devuelve una imagen completa de mí, entonces yo le amo más porque soy estupenda, y si me devuelve una imagen incompleta, no me gusta lo que veo y será un problema de que no me quiere lo suficiente. Parece que estamos hablando de la madrastra de Blancanieves, donde lo único que le dejaba tranquila era que todas las mañanas el espejo le devolviera que era la más guapa del reino.
Como dice Lucien Israel en El goce de la histérica: “la renuncia a la perfección es al mismo tiempo la asunción de la castración. Aceptarse como mortal nos vuelve capaces de correr los riesgos del deseo y del amor”.
Es decir, que la posibilidad de saber que podemos perder al ser amado, de que necesita cosas más allá de mí, de saber que no hay contrato de un amor garantizado que ligue uno a otro, nos hace luchar por ese amor. A partir del momento en que asumimos el riesgo de perder, adquirimos al mismo tiempo la posibilidad de ganar. Se trataría entonces de superar el amor puramente narcisista tan presente hoy en día, donde pensamos que el otro nos tiene que amar porque sí, porque yo soy así o porque soy su hijo/a. Que el amor es gratis e incondicional, lo que favorece las intensas miradas al propio ombligo, sin una mirada al Otro más que como reflejo de nuestra propia imagen y no como un sujeto diferente y con necesidades distintas.
Quizá entendamos así las relaciones tiranas propias de algunos niños y adolescentes con sus padres que se creen con derecho a todo, incapaces de ver más allá de sus necesidades y utilizan al otro únicamente como instrumento para lograr sus fines. El “hagas lo que hagas yo te voy a querer” suena muy bonito pero es foco de cultivo de todo esto.
Creemos que es importante educar desde” el amor hay que ganárselo” que lejos de ser un desprecio es la mejor herramienta para un amor sano, conocedor de las diferencias y que fomenta las parejas de dos naranjas en vez de las medias naranjas.
Esperamos vuestros comentarios.