¿QUÉ FUNCIÓN TIENE LA IMAGEN EN NOSOTROS? «Las reyes magos»

¿Vivimos en un mundo de preeminencia virtual?

¿Una imagen vale más que mil palabras?

¿Qué función tiene el imaginario en nuestra subjetividad?

La desarrollada tecnología y sus gadgets (móviles, tablets, cámaras, televisores de resolución 4 k) nos devuelve la idea de una mirada completa donde el vacío del ser hablante que nos constituye ofrece el contrapunto a la mascarada de la Esfinge.

Palabras como Selfi, streaming, youtuber, aplicaciones como Instagram, Facebook, Zoom, Tinder, y una larga lista de ellas se han ido permeabilizando en nuestras vidas, e incluso facilitándonos el día a día, tanto en lo relacionado con el ocio como en el aspecto laboral. Quién nos iba a decir a nosotros, camino va ya de dos años, que lo virtual iba a ofrecernos lo más cercano a lo presencial en reuniones de trabajo, estudios, celebraciones con amigos, comidas, encuentros familiares…

Jacques Lacan, psicoanalista francés, en sus primeros escritos, ya se interesó en la relación constituyente entre el pequeño infansetapa del bebé entre los 6 y 18 meses, y su imagen especular. La devolución, obtenida en el espejo y reconocida por él y por el adulto, será celebrada con júbilo por el infantil, allí donde anticipa un sostén imaginario ante la prematuración de un cuerpo todavía insostenible por sí mismo. Así en el estadio del espejo Lacan desarrolla estas construcciones del yo (moi en francés) donde lo especular va tomando presencia y consistencia en la subjetividad del pequeño.

Posteriormente vendrán momentos de alienación entre el yo y el tú. No será fácil saber qué nos da la forma imaginaria, lo que sí podemos adelantar es que es un tú o una imagen exterior aquello que anticipa nuestro yo. Esa estabilidad obtenida será quebrada por la agresividad en proyección con la imagen del otro. Así la pequeña, o el pequeño, infantil allí donde efectúa un golpe hacia su semejante, este será devuelto y se verá afectado por el mismo en su imagen. Incluso al ver al amigo de juegos en lágrimas por el hecho, y ya armado con gestos y palabras, denunciará el acto que realizó como receptor. Y el agresor pasará a un ser agredido.

La práctica psicoanalítica:

P relata en la consulta que a raíz de encontrarse con un cartel de cuarenta metros por veinte se sintió empequeñecido y apelado por semejante imagen. Se trata de un anuncio publicitario, unos grandes almacenes en el centro de Madrid. Un abuelo, su nieto sentado en sus piernas, y un enunciado: “La ilusión de jugar” daban entrada al catálogo de juguetes, y sobre este suceso le sobrevino un recuerdo, a lo cual le invité a hablar sobre él.

Tendría yo alrededor de 6 años. Como hacíamos habitualmente, llegaba con mis padres y hermanos a una cena familiar por estas fechas. El desfile de besos, saludos, olores, comida, regalos, primos, abuelos, tíos no se hizo esperar. El salón estaba presidido por un cuadro, una foto -blanco y negro- de dimensiones barrocas. Retrato de un querubín, vestido de traje y chaleco, con rasgos andróginos que se presentaba como un enigma a mis ojos. Saliendo de este cuadro se sucedieron otras escenas. Los personajes familiares cobraban vida en mi memoria y el baile de imágenes y palabras tomaban forma…

…mi abuelo tenía un sillón majestuoso, allí nadie se podía sentar, y el niño con cara angelical que resultó ser mi prima, la primera de la saga, al terminar de cenar, como hacía habitualmente, se sentó en las piernas del abuelo. Era una imagen de felicidad, el abuelo, que más bien era un poco gruñón, y mi prima sonreían como si tuvieran un secreto que solo ellos entendían…

…lo que más me gustaba de esos días… era la ilusión de los regalos y la carta a “las reyes magos”. A lo que continuó diciendo “quería decir los reyes magos”.

A la siguiente sesión comenzó diciendo que:

No le gustaban los reyes magos, lo primero porque venían sin pilas los juguetes y los adultos no pensaban en ello, si bien eso mantenía la ilusión para, los siguientes días, poder comenzar a utilizar el coche, el robot, el escalextric… Y que “las reyes magos” era su prima. Continuando con efusividad: “Ella siempre se lo pasaba bien… no solo porque tenía, o el abuelo le daba un lugar, sino porque era feliz con un papel y un lápiz…

Desde el psicoanálisis nos hacemos la pregunta, y no queremos dejar de interrogarnos, cómo afectan estos cambios contemporáneos y tecnológicos (aplicaciones, virtualidad, dispositivos, videojuegos, pantallas…) en nuestra vida cotidiana desde que nacemos. Para ello afinamos la escucha, y tratamos de encontrar qué hay de esas imágenes en las palabras, cuál es la relación entre estas, y cómo afectan en la historia de cada sujeto.

 

Jesús Rubio

Psicoanalista