De separaciones y Otras historias…
La separación y divorcio de los padres despierta en los hijos fantasías de abandono, inseguridad e inestabilidad. En éstos aparece el miedo a quedarse sin la protección que representa contar con un padre y una madre, además también puede surgir la sensación de ser culpable de la separación y la caída de las figuras parentales, al ver que son personas con dificultades y problemas. Un divorcio no resuelto puede expresarse a través de un síntoma psicopatológico en el hijo.
Ser hijo de padres divorciados se ha convertido en algo común, nos preguntamos ¿los hijos de los divorciados estarán peor que los de las parejas conyugales estables? Todo lo que conlleva un divorcio, como lapérdida de poder adquisitivo, el cambio de residencia, escuela y amigos, la elección del padre con el que se convive, la pérdida de acceso al padre que no convive con él, la introducción de parejas nuevas de los padres, etc., afecta a toda la familia, sin embargo, ¿permanecer juntos, a pesar del malestar, es mejor para los hijos que separarse?
Podemos pensar que ante esta circunstancia, se puede aprender superándola, o bien quedar detenido y repitiendo situaciones de dolor.
Una reacción habitual durante el conflicto y tras la separación de los padres, es la ansiedad o angustia.Cuanto más pequeño es el niño, menos mecanismos tiene para elaborar lo que está pasando, en consecuencia suelen aparecer manifestaciones de ello a través del cuerpo: dolor de tripa, vómitos, dolor de cabeza, etc.
Cuando el niño es algo mayor puede sentirse culpable, sintiendo que él tiene algo que ver en la separación.El sufrimiento de los hijos ante esta situación se puede manifestar a través de las malas notas, baja autoestima, dificultades en las relaciones sociales, problemas de conducta, problemas de sueño, también se puede manifestar a través de un carácter retraído, constantes berrinches y una relación conflictiva y llena de reproches hacia el padre/madre. A veces pueden insistir una y otra vez en el deseo de que los padres vuelvan a estar juntos, y se muestran muy tristes. Algunos se acuerdan del otro progenitor, y suele darse una idealización del progenitor ausente.
En niños ya más mayores, suele desarrollarse una hipermadurez en parte peligrosa, ya que puede suponer la presión de tener que sustituir al progenitor ausente.
En el caso de hijos en plena adolescencia, época en que inciden muchas pérdidas (por la infancia que se ha dejado atrás, por el despegue protector de los padres, por la pérdida del cuerpo infantil, etc.), ahora hay que añadir la separación de los padres. Así, especialmente en los adolescentes, aflora el enfado o rabia contenida hacia los padres, muchos se sienten traicionados, o, en otros pesa más el enfado propio por la caída de los padres maravillosos al ver que necesitan ayuda.
Por otro lado, los padres a veces se sienten culpables por el sufrimiento causado e intentan compensarlo con una sobreprotección que puede llevar al hijo a tener dificultades para establecer una forma de pensar diferente, una identidad propia, autonomía y miedo a crecer. Sabiendo que algunos chicos/as hacen una auténtica regresión a etapas anteriores, adoptando comportamientos más infantiles, ¿podríamos pensar que los hijos de separados tienen más dificultades para poder crecer? ¿qué significa crecer para estos hijos, teniendo en cuenta lo que han visto en sus modelos adultos (los padres)? ¿quizá les puede suponer algo poco apetecible el ir subiendo los peldaños?.
Además, un divorcio conlleva una cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como culpable de todo, se está presionando al hijo, sin tener en cuenta la importancia que tienen ambas figuras para él, necesitando éste tanto a la madre como al padre. Así, la ausencia de uno de los progenitores puede ser algo que angustie mucho al hijo, y además, cabe preguntarse ¿cómo repercutirá en el hijo o en la hija adolescente la falta del progenitor con quien identificarse, el progenitor con el que rivalizar o al que imitar?