Comunicación en pareja ¿un trabajo complicado?
En Psyquia, el trabajo que llevamos a cabo con parejas gira entorno a la comunicación entre ambos.
Muchas parejas que acuden a consulta llegan con la siguiente pregunta: ¿Por qué se nos hace tan
complicado poder decir lo que necesitamos y que el otro nos entienda? Vamos a pensarlo.
La relación con el otro es más que la suma de dos individualidades. Es un encuentro de la dinámica de dos posiciones subjetivas que sostienen lo que se puede denominar relación. Existe una parte del contenido que es consciente y otra que se mantiene más oculta y tiene que ver con como se posiciona cada uno.
La comunicación a su vez se compone de varios niveles, algunos más explícitos como por ejemplo el contenido de lo que se comunica y otros que quedan implícitos por el tipo de relación que uno establece. Es entre estos dos niveles donde muchas veces surgen los conflictos de pareja, produciéndose un desequilibro entre el contenido manifiesto y el que opera de un modo latente. La entonación, la expresión corporal, lo que uno se espera del otro… juegan un papel importante. Poder hablar de la existencia de los dos niveles, de lo que se encuentra implícito, ayuda a paliar los malentendidos.
Muchas veces, ambos escogen colocarse en un polo extremo al otro. Por lo que se entra en conflicto no es por lo tanto el contenido de la conversación sino el mantenerse como polo opuesto en una pseudoidentidad rígida. Este es el caso de muchas parejas que comienzan la relación “adorando” una parte específica del otro y pasado un tiempo es justamente aquello que les gustaba, lo que comienzan a odiar. Esto se debe en muchos casos a la idea que subyace muchas veces de la necesidad donde el otro me complementa, es decir, donde al comienzo lo valorado era una cualidad del otro, al no poder adquirirla uno, se critica y se rivaliza con ella.
La idealización en el enamoramiento tiene mucho que ver aquí, pensando de un modo irreal que el otro puede suplir las carencias de uno y que si no lo hace es porque no me ama. “Si me quisiese, cambiaría”. Es necesario poder entender los límites del otro y poder verle como ser separado.
A veces, de lo que se trata es de satisfacer al otro como un intento de control sobre sus propios límites y deseos: “Después de todo lo que hago por él, no es capaz de devolvérmelo”. Renunciar a los propios deseos como un intento de modificar al otro únicamente trae consigo frustración y agresividad en la comunicación.
Muchas parejas sienten la necesidad de estar de acuerdo o llegar a un acuerdo en las discusiones, ideas… “ Al principio, pensábamos igual”. Eso les confunde ya que estar en desacuerdo no implica estar en conflicto. Poder tolerar las diferencias con el otro sin tener que someterse o separarse, es fundamental para una comunicación abierta y de respeto.
En la relación suele depositarse parte del conflicto en el de enfrente. Hacerse conscientes de que una relación es cosa de dos y por lo tanto el conflicto siempre es sostenido por ambos.
Para poder abordar algunas de las dinámicas que menciono y trabajar la comunicación entre ambos, el trabajo con las parejas se centra fundamentalmente en los siguientes aspectos:
-
Poder verse como seres separados involucrados en una relación, pero con ideas, deseos, miedos… propios. Responsabilizar a cada uno de su propia subjetividad sin hacer cargo al otro.
- Poder hacer consciente lo que se encuentra de un modo latente en el mensaje. Para ello es necesario estar en contacto con sus propios sentimientos y tiempo para poder hablar de ello.
- Entender la agresividad que producen los conflictos en ellos y en su relación.
- Trabajar con la violencia que producen ciertas palabras o gestos, muchas veces usados de un modo inconsciente para hacer sentir al otro como uno se siente.
- En este sentido, mostrar la importancia de decir en lugar de actuar.
-
Conocer realmente al otro y valorar lo que hay en él independientemente de lo que pueda o no dar. Como individuo y no como una parte de uno.