CUANDO NO PODEMOS CON TODO…
Cada vez más podemos afirmar que el coronavirus está siendo un golpe grande a la salud mental. Y cada vez más estudios confirman que el impacto emocional de la Covid-19 durará por varios años.
Una investigación del Reino Unido concluye que se prevé que hasta 10 millones de personas necesitarán apoyo de salud mental nuevo o adicional como resultado directo de la epidemia de coronavirus. Alrededor de 1,3 millones de personas que no tuvieron problemas de salud mental antes necesitan tratamiento para la ansiedad y 1,8 millones para la depresión.
Habría que profundizar en algunos aspectos, como por ejemplo, cómo puede afectar todo esto a las mujeres, ya que de manera general (no en todas las familias) las mujeres se están pudiendo sentir desbordadas con algunas situaciones diferenciales de esta pandemia. Son las que en su mayoría, sobre todo las que trabajan fuera de casa o teletrabajan, les ha tocado asumir la crianza de hijos e hijas con mucha dificultad con el cierre de colegios. O para las familias monoparentales, la mayoría formadas por mujeres.
En consulta escuchamos frases del tipo: No puedo más… estoy agotada… qué cansancio… estoy desbordada… y un largo etcétera que podría resumirse con un ‘no puedo con todo’.
Carme Valls, médica y experta endocrinóloga, que lleva varias décadas luchando por una medicina que tenga en cuenta a las mujeres, nos avisa de que “la pandemia no puede servir para duplicar las dosis de antidepresivos a las mujeres”. Aunque la mortalidad entre las mujeres sea menor, el encierro, el teletrabajo (con el que la mujer sigue haciendo casi todas o todas las tareas dentro de la casa) o la pobreza son factores muy agravantes. Habrá para quien estar en casa durante estos meses haya ido bien, pero para otras mujeres ha sido la razón por la que han caído enfermas o se han tenido que enfrentar a mayores violencias dentro del hogar.
“Incluso en estos meses se han hecho estudios que demuestran que las mujeres han tenido más problemas de salud mental por angustia, pérdida de confianza, pérdida de equilibrio o incertidumbre hacia el futuro. Sin tener que ver con la enfermedad, este cuadro se presentaba en mujeres que simplemente estuvieron encerradas en sus casas. Lo más complejo de esto es que enseguida se diagnostica como depresión o ansiedad y les recetan ansiolíticos o antidepresivos.
En España hay un 16% de mujeres que toma antidepresivos. Lo que ocurre es que ahora es un problema que nos ha venido de golpe a toda la humanidad. Pero la pandemia no puede servir para pensar que las mujeres se han vuelto dos veces más locas ni para duplicarles las dosis de antidepresivos. Hemos de aceptar las tristezas y saber superarlas”.
Aunque sea una situación que consideramos social y sobre la que deberíamos pensar en conjunto, ¿podría ayudar a las mujeres, a un nivel más intrapsíquico, reflexionar sobre las maneras de funcionar aprendidas y muchas inconscientemente incorporadas? Y desde aquí, nos surge la pregunta ¿qué les ocurre a las mujeres desde ese ‘no puedo con todo’?
Nora Levinton, psicoanalista, en su libro “El superyó femenino” refleja un interés en revisar algunos temas que abordan la cuestión de la construcción de la subjetividad femenina, privilegiando como eslabones principales la modalidad de internalización de las normas, su articulación con el sentimiento de culpa y aquellas problemáticas que atañen a lo que define en psicoanálisis al superyó como instancia.
Plantea el superyó como un organizador intrapsíquico que se ocupa de reglamentar mediante restricciones, mandatos e idealizaciones todo un delicado entramado que regulará la relación de la mujer consigo misma y con su entorno, estructurando un modelo frente al cual se debatirá en permanentes comparaciones que revelarán fallos, desfases entre lo idealizado y lo percibido, y que será causa de dolorosos conflictos. Y, sobre todo, generador del casi omnipresente sentimiento de culpa.
¿Podríamos considerar como mandato de la actualidad para las mujeres ‘hay que trabajar y conseguir un éxito profesional como si no se tuvieran hijos/as y, a la vez dedicarse a la crianza, cuidar la vida y los apegos como si no se trabajara fuera de casa’? ¿Cuántos ideales o mandatos que generan esos dolorosos conflictos y contradicciones podrían estar influyendo en la salud de las mujeres?
El proceso psicoterapéutico puede ayudar a comprender todo esto que nos pasa y poder ir resolviendo esos conflictos. Habría mucho en lo que se podría profundizar como por ejemplo, poder discriminar los propios deseos de los imperativos categóricos, entender cómo se potencia en las mujeres la maternización de las relaciones, cómo las mujeres se pueden sentir atrapadas en vínculos que, por una parte, las refuerzan narcisísticamente al sentirse necesitadas y, por otra, las frustran e irritan, porque paralelamente registran el abuso en términos de explotación e intercambios no correspondidos… y tantos temas que están ahí.
CUANDO NO PODEMOS CON TODO… NO PASA NADA
Referencias bibliográficas:
Levinton, N.: El superyó femenino: la moral en las mujeres. Biblioteca Nueva. Madrid, 2000.