¡BASTA! DE OBLIGARNOS A SER POSITIVOS ANTE UN DIAGNÓSTICO DE CÁNCER

El diagnóstico de un cáncer es como una bomba o un tsunami que llega sin avisar, desestabilizando al paciente y su entorno. Ante esta situación de emergencia es urgente atender diferentes focos y áreas, que hacen que se desplieguen dispositivos para brindar una atención a la enfermedad física y dé la mano al sufrimiento emocional.

¿Por qué sufrimos?, ¿qué nos hace doler? Cada quien lo va a vivir desde un lugar y una posición subjetiva única e intransferible, pero el malestar ocasionado por este diagnóstico nos va a enfrentar a todos: médicos, familiares y, sobre todo, al enfermo, a una impotencia frente a la muerte, que es la idea más clara que tenemos de la castración.

El paciente sufre ante un quiebre devastador del equilibrio psíquico que le había permitido vivir con un cierto sentimiento de bienestar hasta ese momento.

Nos parece importante traer un aspecto que circula con regularidad en el discurso social sin detenerse a pensar qué se intenta transmitir con las“buenas intenciones”. Hablamos de la búsqueda exacerbada del pensamiento positivo como una condición “sin ecua non” para poder sobrevivir al cáncer

Aparece como imperativo social: sé feliz, mira el lado positivo. Pareciera que está prohibido sufrir; si sufrimos es porque hicimos algo mal o no se tienen bien puestos los afectos; no estás equilibrado y un largo etc. Apoyamos la prevención, el cuidarse, pero vivimos en una sociedad que nos hace creer que si te cuidas mucho, además eres muy bueno, y afectivamente estás equilibrado, estamos a salvo, a salvo de padecer un mal como el cáncer.

Sabemos que esto dista mucho de la realidad, pero la persona que es diagnosticada muchas veces tiene que soportar todos esos comentarios que “aparentemente se dicen desde el amor y el bien del paciente” pero que la obligan a estar siempre animada, positiva u optimista entre otros.

Tomamos unas frases del capítulo LA TIRANÍA DEL PENSAMIENTO POSITIVO en Holland y Lewis: “Me deprimía muchísimo cuando la gente me decía que tenía que pensar de manera positiva. Pensaba: si esto es lo que tengo que hacer para sobrevivir, nunca lo conseguiré”.

John, Varón de cincuenta y dos años enfermo de melanoma.

«La gente sigue diciéndome que sea optimista. Yo digo: fastidios. Yo estaré fastidiado haga lo que haga para vérmelas con el cáncer. Jamás en mi vida he sido optimista”.

Miguel Maestro de cuarenta y cinco años al que recientemente le diagnosticaron un sarcoma.

Es muy difícil vivir muy alegremente con un cáncer. Encontrar la forma específica que le sirva a esa persona para sobrellevar la enfermedad es lo que se busca en un espacio de atención psicológica y sabiendo que la persona se irá moviendo entre diferentes parámetros: una posición pesimista, la negación absoluta, o mostrándose incluso alegre. Pero solo será la persona que lo vive la que podrá tomar una posición que le permita continuar con su vida.

El diagnóstico de un cáncer se hace tan intolerable que la persona que lo padece se defiende como puede, y aparece la negación como una defensa, defensa que puede variar en cuanto a intensidad por ejemplo. Se puede pasar de tener momentos de no querer pensar, ni saber nada, o estados más extremos donde se rechaza todo tipo de ayuda médica y se recurre a tratamientos alternativos (naturales, etc.) de los que no negamos su ayuda, pero por lo menos hasta la fecha, sabemos que son tratamientos escasos e insuficientes para detener o curar un cáncer).

En otros casos aparece la negación ante cualquier tipo de ayuda porque no pueden aceptar el diagnóstico, llevando muchas veces a un paciente a desencadenar su muerte. Un ejemplo muy conocido es Steve Jobs, que recurrió en un primer momento a terapias alternativas, pero más tarde cambió de idea y decidió someterse a una cirugía. No sabemos si su destino hubiese sido otro pero a veces este estado de negación ha llevado a pacientes a negar su enfermedad a tal extremo de acelerar el proceso de la enfermedad y precipitar una muerte que pudo detenerse.

¿Qué lugar podemos ocupar para escuchar a los pacientes y sus familiares? ¿Puede la escucha psicoanalítica ayudar a pacientes oncológicos?

No gusta pensar que nuestra forma de entender el ser humano nos acompaña allá donde nos toque trabajar, con las características propias de cada organización, bien sea el trabajo en una institución, hospital o en la consulta con pacientes, permitiendo adaptar nuestra escucha y teoría a la realidad clínica e institucional.

Y todo esto ¿para qué? Recordamos un médico que decía en una sesión clínica (ésta no es siempre la posición médica, afortunadamente):

“ ¡Bah! que tontería esto de hablar… todo esto para qué sirve si no van a curar al enfermo del cáncer”

Y sí, nos podemos hacer la pregunta. ¿Tiene sentido generar un espacio de escucha para el sufrimiento emocional en estas personas que les ha tocado una enfermedad como el cáncer?

Desde nuestra experiencia estamos convencidas de la importancia de estos espacios.

El trabajo que podemos brindar es permitirles el derecho de escucharse, de que cada persona pueda hacerse con su posición subjetiva ante este gran malestar.

Semeria y Spinosa en su articulo “El psicoanálisis ante el cáncer” planteaban:

¿Se puede esperar que este trabajo simbólico, con la palabra, tenga algún efecto en lo real de la enfermedad y contribuya a evitar la recidiva?

No podemos saberlo, y no hay aún estadística que pueda venir en nuestro auxilio. Si así fuera, ésta sería una de las añadiduras que aunque no las busquemos especialmente, aceptaríamos con alegría.

Mientras tanto la palabra tiene una primera eficacia: la de un cambio de posición subjetiva ante aquello que lo aqueja.

El psicoanálisis puede parecer una terapéutica demasiado sutil y sus beneficios demasiado leves -efectos de subjetivación, verdades parciales, alguna ganancia en saber, el acceso a otro modo de goce- para personas agobiadas por el peso de lo real.

Sin embargo ofrecer menos sería negarles el derecho a un tipo de cura acorde con la dignidad del sujeto.

Y algo de esto se trata, ir de la mano con la enfermedad para no negar un derecho de cura con la dignidad de la persona.

 

Referencias bibliográficas:

  • Semeria, M y Spinoso, P. (2007): El psiconalisis ante el cáncer.

http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/bitstream/handle/123456789/561/El_psicoanalisis_ante_el_cancer.pdf?sequence=1

  • Holland,J y Lewis, S. (2004): La cara humana del cáncer. Herder