Los Reyes Magos…¿Cosas de niños?
Hoy hablaremos sobre el complejo proceso de la desidealización que comienza entorno a los siete años de edad y cobra su punto fuerte durante la adolescencia. Aun así, es un proceso psíquico difícil, quizás de los más complejos que atraviesa el ser humano y en numerosas ocasiones este proceso no se termina de realizar nunca.
Comencemos por el principio… ¿Qué papel cumple la idealización en nuestra psique?
La protección…
El bebé viene al mundo en una absoluta dependencia del adulto. Esta dependencia se mantiene en el tiempo más que en cualquier otra especie. Este hecho hace que el niño pequeño necesite creer que existe alguien que puede darle todo y protegerle de todo de un modo omnipotente. Así puede crecer seguro tolerando su tremenda debilidad. En este sentido, la cultura inventa diferentes personajes como son los Reyes Magos que encarnan en la fantasía del niño esta figura todopoderosa de la que venimos hablando.
Cuando en ocasiones los padres nos preguntan si es perjudicial para el niño sostener este tipo de fantasías, ya que son “mentiras” y que no se debe mentir a los niños. Nosotras contestamos que no solo no es malo, sino que para el niño es necesario vivir bajo esa “mentira” durante un tiempo.
La promesa…
¿Qué saca el niño pequeño a cambio? No solo es la seguridad de que haya otro que puede dárselo todo, sino que también él cuando “sea mayor” podrá tenerlo todo, es como si dijera: “Yo seré un dios puesto que soy hijo de dioses”. En este sentido podemos ver a niños hasta los seis, siete años, que mantienen este pensamiento mágico donde la omnipotencia hace que todo pueda suceder.
¿Cómo y por qué se produce la caída de la omnipotencia infantil? ¿Cómo intenta el sujeto salvarse de esta caída?
La caída…
Hay un día en el que el principio de realidad se impone, para el niño empiezan a no cuadrar cosas y comienza el aluvión de preguntas ¿Cómo van a llegar los Reyes a todas las partes del mundo a la vez? ¿Y de dónde sacan los juguetes? ¿Y van en camello?
El niño va poco a poco comprendiendo que no todo se puede… Esto lleva un fuerte disgusto, una desilusión, el niño se “deprime” y se resiste a creer que aquella promesa que él veía tan estupenda de que “él algún día también sería todopoderoso” no llegará.
Este proceso durante la adolescencia se juega con los padres. El adolescente comienza a ver “fallas” en sus padres, viendo a los de los otros amigos, a los profesores, a otros modelos de adultos. Comienzan a dejar de ser “aquellos padres de anuncio que podían arreglarlo todo, todo, y todo” para ser unos padres con defectos, con imperfecciones, tristemente… humanos. Y lo peor de todo (piensa el adolescente) es que, “si ellos no son dioses y son humanos ¡Nosotros, como hijos suyos, somos humanos y nunca seremos dioses!”. Frente a semejante desilusión el adolescente se gira al mundo en busca de alguien que le pueda garantizar que los dioses sí existen y que por lo tanto él algún día si tiene lo que tiene aquel que él considera dios podrá ser todopoderoso.
En este sentido el adolescente encuentra sus ídolos en grupos de música, actores, protagonistas de TV… tan lejanos a ellos como los Reyes Magos, así de lejos es más difícil ver los defectos y están preservados dentro de esa burbuja mágica en la que pueden ser siempre perfectos. Esto le permite al adolescente calmarse por un momento y poner en marcha el motor del deseo para obtener ese pelo, aquella voz, esa camiseta, aquella forma de andar… pequeñas identificaciones que hacen que, por unos instantes y en medio de la convulsión adolescente, pueda sentirse seguro, completo, perfecto.
El principio de realidad se impone de nuevo…
El adolescente, como aquel niño que descubría que los Reyes Magos no existen, empieza a cuestionar a sus modelos ¿Realmente es tan guay llevar los pantalones así? ¿Seguro que canta tan bien como yo creo? Mi amiga dice que le gusta más ese otro actor que el que yo digo ¿estará en lo cierto?
Nuevamente el adolescente se confronta con que posiblemente no exista alguien que lo pueda tener todo y eso le desilusiona ¿Dónde va a buscar ahora? ¿Realmente no hay manera de ser un dios?
El adolescente tiene entonces el arduo camino de convivir con “la falta”, la de los otros y la propia, tratar de integrar al sujeto con “lo bueno y lo malo” en vez de dividir el mundo en “buenos y malos”. ¿Se puede amar a alguien que no es perfecto?
En este sentido encontramos un buen ejemplo de esto en el amor, las relaciones de pareja tienen mucho de reeditar este conflicto psíquico, el enamoramiento, la idealización y la caída… pero tal vez ese ejemplo nos sirva para escribir otra historia…
No son solo cosas de niños…
Todo esto que hablamos hoy y que venimos explicando apoyándonos en la infancia y la adolescencia nos resulta perfectamente aplicable a la edad adulta. En el día a día y en mayor medida es algo que nos suele pasar a todos. ¿Quién no tiene un compañero de trabajo, amigo, jefe, pareja, etc. que nos parece que lo tiene todo? ¿Por qué necesitamos seguir subiendo a los cielos a alguna persona que conocemos? ¿Tal vez así lleguemos nosotros también a las alturas algún día?