Renunciando desde pequeños
“Papá quiero una de esas cosas que Tristán y Sasha tienen«. Yo le pregunté: «¿A qué te refieres?» y ella me contestó: «Ya sabes, las cosas que tienen entre las piernas como tú”. ¡La hija de Elsa Pataky y Chris Hemsworth quiere tener pene! Así comienza el titular de una noticia que ha causado un gran revuelo y de la que todos los medios se han hecho eco.
Llega un momento en la vida de todo niño donde aparecen ¡las preguntas! Preguntas variadas y curiosas, y en muchas ocasiones muy comprometedoras. Pero comprometedoras hacia quién. Generalmente hacia los padres. Al principio está el por qué infinito, hacia todo, pero a medida que crecen, la cosa se complica. ¿De dónde vienen los niños?, ¿mamá, te vas a morir?, mamá, ¿cómo llegasteis papá y tú al mundo? Sus deseos, preocupaciones y comentarios pueden acercarse a la petición que esta niña hizo a su padre.
Muchos os preguntaréis qué explicación hay tras ello, pues despierta mucha curiosidad. Reacciones de sorpresa, risa o incluso preocupación por parte de algunos adultos. Este comportamiento tiene una explicación si acudimos a la evolutiva psíquica de todo niño o niña, sin embargo, en esta ocasión nos centraremos en la respuesta que le da su padre. “Puedes ser todo lo que quieras ser”.
Según explica el propio padre, intentó dar una repuesta aludiendo a la diferencia sexual, sin ningún éxito, y es que si ahondáramos más en el tema nos daríamos cuenta de que lo que la pequeña pedía no era un pene en sí mismo. Ella quiere eso que el otro tiene y que ella no. De alguna manera, ¿querrá tenerlo todo?
Al fin y al cabo, una niña de esta edad que mira a un niño se pregunta, pero si somos iguales, ¿por qué a mí me falta eso que él tiene? Las elucubraciones para encontrar la respuesta pueden ser variadas y en muchas ocasiones recurrirán a los adultos para que se lo aclaren. Este padre intenta ponerle frente a la diferencia sexual, “porque tú eres una niña, y las niñas no lo tienen”, pero a la pequeña no le vale esta respuesta. Sin embargo, con “puedes ser todo lo que quieras ser” se queda enormemente complacida y agradecida: “Gracias papá”. Es como si gritase emocionada: ¡¡puedo tenerlo todo!!
Pero una niña de cuatro años ¿puede ser todo aquello que quiera ser? En su imaginario seguro que sí, pero no en la realidad. Le pese a quien le pese, una niña no podrá tener “colita”, ni un niño podrá ser niña, ni una niña podrá ser niño.
Quizás este es un claro ejemplo donde sería bueno que los padres pudieran mostrar con tranquilidad que si una es niña no puede ser niño (y viceversa) y que ya desde pequeños no estamos completos, sino que siempre viviremos en falta: en pareja o soltero, con hijos o sin ellos, estudiosos o no, altos o bajos y así un largo etcétera de dualidades posibles.