¿Adictivo o Adicto?
Cuando de adicciones se trata, son múltiples las instancias y disciplinas que se hacen eco de estas, pero ¿qué es lo que resulta adictivo?, ¿cuál es el objeto de la adicción?
En el mundo de las adicciones muchas son las disciplinas que se han encargado de estudiar e investigar su comprensión, etiología, formas de manifestación, de prevención e intervención. El acceso a la información proveniente de los diferentes contextos que se ocupan de este tema, así como las campañas sanitarias, escolares y sociales han promovido la sensibilización de la sociedad y el manejo de un lenguaje común que facilita la detección y el abordaje de las adicciones.
En el marco de este lenguaje común las adicciones están mayoritariamente adscritas al consumo de sustancias y a algunas conductas denominadas “tóxicas”, que resaltan la adhesión de la persona a una forma de contacto compulsiva, como la del juego. De hecho, la RAE define adicción como el hábito de quien se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición desmedida a ciertos juegos. Podemos preguntarnos entonces, ¿cuál es el objeto de la adicción, la droga, el juego? ¿Qué otras conductas resultan objeto de una adicción? ¿En qué lugar queda la comida, las personas?
¿Podemos convertirnos en adictos a alguien y depender de ese otro tanto como de una sustancia?
Uno de los principales conflictos que acarrea una adicción es la dependencia, es ésta la que mayores luchas despierta y la que a su vez mayores frustraciones genera en el entorno de la persona que padece una adicción (familia, amigos, médicos, especialistas). En esta denominada dependencia emocional, se advierte un viraje sutil, en ocasiones casi imperceptible del deseo a la necesidad. La vivencia expresa de querer estar cerca de alguien, de mantenerse esbelto, de ser atractivo, pasa de ser un deseo explícito y legítimo a una necesidad que invade –como un virus- la identidad del sujeto.
Esta dependencia que se cuela en el ser se sostiene y se recarga con la búsqueda de los espacios, y las personan que mantienen la necesidad, como el ejercicio físico transformado en rutinas fitness desmedidas, o tratamiento y cirugías estéticas, o relaciones de pareja que faciliten esta necesidad de colmarse .¿Colmarse tal vez de ejercicio físico, de belleza, de amor?
¿La dependencia emocional responde entonces al objeto último de la adicción, a lo placentero de sentirse colmado? ¿Dónde está la adicción?