8M: DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES

Después de siglo y medio de lucha, hace 46 años, en 1975, la Organización de las Naciones Unidas, declara el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Un día en el que se celebra y se reivindican los logros de la lucha de las mujeres por la igualdad, del feminismo y de lo que aún queda por recorrer.

Si miramos atrás, ha sido un camino arduo, largo y también fructífero. En España, es en 1910 cuando la mujer puede acceder a los Estudios de Enseñanza Superior y 23 años después, en 1933, se celebraban los primeros sufragios en los que la mujer tuvo derecho al voto.

Queda mucho camino por recorrer, pero bien es cierto que, el movimiento feminista adquiere cada vez más fuerza y presencia en el ámbito social y político, lo cual supone un importante reflejo de un amplio sector social que simpatiza con esta fuerza.

Es muy extensa la bibliografía que sostiene y da cuenta de la historia del movimiento feminista, de sus aciertos, de sus tropiezos y del horizonte que dibuja y desdibuja, una y otra vez, en distintas partes del mundo, con un objetivo que podríamos pensar como “común” que es la igualdad de derechos de hombres y mujeres.

El papel de las construcciones culturales, de la transmisión de los valores en las formas de ser hombre y de ser mujer en las diferentes épocas, de la enseñanza y los lugares que se asocian al hombre y a la mujer, de los roles y las funciones que damos por hecho que corresponden a la masculinidad y a la feminidad… intentan dar cuenta del por qué la mujer ha vivido durante muchos años y en muchos aspectos en una posición, que podríamos nombrar de “desventaja” con respecto al hombre.

Si miramos para atrás, hace menos de un siglo (que quizá para entender los grandes cambios históricos de la humanidad, un siglo puede no ser mucho tiempo), las mujeres en España no podíamos ejercer nuestro derecho al voto, antes del año 1975 las mujeres no podíamos abrir una cuenta bancaria sin permiso de un hombre, hasta 1988 la mujer no podía formar parte del ejército y hasta el año pasado, la baja laboral por paternidad era menor que la baja laboral por maternidad y demás situaciones que dan cuenta de la necesidad de reivindicación de los derechos de las mujeres.

Todos estos cambios han sido posibles, evidentemente, debido a la fuerza y al impacto del movimiento feminista, no sólo a nivel social, sino también a nivel político, dado que muchas decisiones políticas surgen en respuesta a una demanda por legitimar los derechos de las mujeres. Como decisiones políticas podemos pensar la importante inversión que se viene realizando, desde hace muchos años, en el intento por erradicar la violencia de género; la propuesta del Plan de Igualdad en donde, entre otras cosas, se promueve la posibilidad de que en una empresa haya una cantidad equitativa de hombres y mujeres en puestos de trabajo, entre otras propuestas importantes que van en la misma línea.

Cualquier mujer que mire su propia herencia “femenina” más íntima, su madre, su abuela, su tía… puede ver con mucha facilidad cuanto ha cambiado el lugar de la mujer, en cada una de las generaciones precedentes y quizá, es fácil pensar el porvenir de las niñas de hoy, las mujeres del mañana. En líneas generales, el feminismo además de ser fructífero ha sido, verdaderamente necesario y cada año las manifestaciones del 8M son cada vez más concurridas, pero también muchos estamos de acuerdo en que hay mucho camino por recorrer.

Como bien plantea el psicoanálisis, las grandes dificultades humanas no se pueden reducir del todo, siempre quedan restos que atender, que pensar… y el movimiento feminista, como muchos otros grandes movimientos sociales y como determinadas ideologías políticas quizá no sea la excepción, al contrario, sino fuera por la emergencia de estos, no podríamos saber cuáles son esos restos que no alcanzan a reducirse y por qué podría ocurrir esto.

A día de hoy, el terrible fenómeno de la violencia de género sigue estando muy presente en la sociedad, las cifras no son nada alentadoras, a pesar de todo lo recorrido y de todo lo invertido ¿por qué?… A pesar de las leyes, a día de hoy, muchas mujeres salen de noche con mucho miedo ¿por qué?… A pesar de las importantes penas de cárcel, se siguen difundiendo vídeos en los que se vulnera la intimidad de muchas mujeres ¿por qué?… A pesar de la educación en igualdad y de los evidentes cambios culturales, a nivel de mercado y publicidad el cuerpo de la mujer suele vender mucho más que el cuerpo del hombre ¿por qué?… A pesar de la reivindicación de la igualdad, las mayores inversiones en cirugía estética suelen hacerla más mujeres que hombres ¿por qué?…

Estas, entre otras muchas más interrogantes, para las cuales entendemos que no hay respuestas únicas, nos las hacemos, no sólo para reflexionar sobre las temáticas que cada una de ellas convocan, sino también para pensar la importancia de poder articular lo que cada cultura normaliza y penaliza, segrega y reúne con la forma en cómo se concibe que está “hecho” el ser humano.

En este punto, pensamos que el psicoanálisis puede añadir otro punto de partida para pensar la diferencia que existe entre hombres y mujeres, puesto que, si bien es cierto que la cultura condiciona las cualidades de la sociedad en la que cada uno le ha tocado o ha elegido vivir, podemos decir que no hay ninguna cultura habitada por personas libres de dificultades relativas a las diferencias sexuales, entendiendo como diferencia sexual lo que es un hombre y lo que es una mujer en cada sociedad. En tal sentido, la diferentes culturas que conforman el mundo son posibles gracias a la tensión entre la capacidad adaptativa del ser humano y el precio (en forma de sufrimiento, de síntoma, etc.), que tiene pagar para que esa adaptación sea posible.

La forma como se estructura el inconsciente, lo cual es fundamental para entender el complejo funcionamiento psíquico de un ser humano, se contrapone a la coherencia, el orden y la lógica por la que se estructura la cultura, la educación y la sociedad.

La relación del ser humano con el deseo, con el amor, con la sexualidad, con la construcción de la identidad sexual, con lo placentero, con el masoquismo, con la agresividad, con la violencia, con el odio… han estado presente en forma de diferentes fenómenos característicos en todas las culturas. Poder profundizar en estos aspectos constitutivos del ser humano, articulándolos al enorme recorrido del movimiento feminista y del cómo puede pensarse el “ser mujer” y “la igualdad” desde el psicoanálisis, es un campo fértil para avanzar.

Para concluir, el título de esta reflexión “8M: Día Internacional de Las Mujeres”, responde al planteamiento que hizo el psicoanalista francés Jacques Lacan, quien decía que las mujeres se pensaban de una en una, es decir, que no hay, psíquicamente hablando, una única respuesta a la pregunta ¿qué es ser una mujer?, si no que hay tantas formas de ser mujer, como mujeres existen. Este planteamiento, lógicamente, lleva un extenso recorrido y un argumento teórico profundo, parte del cual se puede leer en varios seminarios de J. Lacan, entre ellos el Seminario 20 “Aún”.