Al otro lado de la pantalla
Desde Psyquia y en colaboración con Capitan Nety hemos querido crear un nuevo servicio que se adapte a los tiempos actuales y tenga relación con cualquier tipo de población. Es en este momento donde nos planteamos cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestras relaciones.
Ya ha sido ampliamente estudiado desde distintos ámbito pero queremos centrarnos en una perspectiva más psicológica de dicho cambio.
Actualmente el acceso a internet y redes sociales es ilimitado y puede acceder cualquier persona que tenga al alcance algún dispositivo electrónico. Cuando decimos cualquier persona nos referimos desde un niño de la edad de 2 años, pasando por un adolescente sin tener ideas clara, hasta un adulto con una estructura perversa.
En las escuelas infantiles es conocido e incluso tema de risa cuando un niño de alrededor de 2 años pasa el dedo por encima de la pantalla del ordenador a modo de pantalla táctil. Se suele decir “¡Qué listo este niño! Se debe pasar el día con el móvil de su padre o el ipad de su madre”. Es cierto que a nivel de psicomotricidad fina ha habido grandes cambios y los niños aprenden mucho más rápidamente, pero ese no es el tema que nos ocupa. Los padres o encargados de la crianza hacen uso de la televisión así como de los distintos dispositivos electrónicos disponibles para “entretener” a su hijo. Eso suele ser habitual en todas las familias, pero ¿Cómo se “entretiene” y con qué?”. Con la televisión es más fácil supervisar gracias al mando a distancia, pero ¿Cómo lo podemos hacer con los dispositivos electrónicos sin estar al lado? Difícilmente. Nos ponemos excusas de diversa índole: “No sabe entrar en internet”, “No es tan fácil que acceda a un contenido no permitido”, “siendo tan pequeño no se entera”… Pero eso tan solo son excusas para tranquilizarnos.
La estructura psíquica del niño se caracteriza por una gran plasticidad y un veloz aprendizaje. Resulta tremendamente nocivo para él observar u oír escenas violentas o de contenido sexual. Tenemos que tener en cuenta que su cerebro y carácter se están formando por lo que no hace ni siquiera falta de una gran violencia o un contenido sexual explícito para que ese recuerdo quede marcado. Utilizando palabras más claras de un experto: “La fabada es una comida apetitosa pero tiene que haber un estómago preparada para ella”. Nunca se la daríamos a probar a un bebé. Con la psique ocurre lo mismo.
En la adolescencia el uso de las tecnologías es más que recomendable y las redes sociales se han convertido en un modo de relación muy importante para los jóvenes. No vamos a centrarnos en cómo han cambiado este tipo de relaciones ahora, que lo ha hecho y mucho pero si queremos proteger también al adolescente desde un uso responsable.
Hace poco se hizo noticia cómo una adolescente de 14 años se había desnudado frente a su cámara web y mandaba fotos y vídeos a distintas persona de su círculo. Estas lo enviaron a otras y así hasta que fue conocido el caso por distintos lugares de España. Cuando sus padres le preguntaron y le cuestionaron su actitud, esta no comprendía que es lo que había hecho y respondió: “Todas mis amigas lo hacen”. Cada vez se hacen eco más casos como éste donde se pone en juego el propio cuerpo, la intimidad y la identidad de los jóvenes. ¿Llegaremos a decir: Da igual, Todo el mundo lo hace?
Creemos que es importante, sobre todo en la adolescencia donde la identidad se está configurando, que haya una cierta educación y protección de uno mismo. El cuerpo y el uso que se hace de él es sumamente importante. Detrás de una pantalla nos sentimos artificialmente protegidos y podemos jugar a ser otro. Pero no olvidemos la importancia de la estructuración psíquica en la adolescencia.
El abuso y el dejarse abusar ocurren a través de una pantalla que únicamente marca una distancia física, pero que puede dañarnos de igual modo. El conocido cyber bullying cada vez está más presente así como los adultos con estructuras perversas se aprovechan de esta brecha.
Con esta implicación no pretendemos alarmar ni debatir acerca del uso de las nuevas tecnologías pero si prevenir y proteger la infancia haciendo de ello un uso responsable.
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