25N
Con motivo del día por la Eliminación de la violencia contra las mujeres, el 25 de noviembre, desde Psyquia queríamos dedicar el blog de esta semana a algo relacionado con esto, con una mirada puesta en la prevención y en las bases de lo que luego aparece en formas de diversas violencias.
En esta breve reseña nos gustaría recordar algunos datos históricos de España. Centrándonos en la Educación, a nivel del ámbito educativo y a nivel general, todas las personas formamos parte de la educación y construcción de la identidad de los niños y niñas que tenemos a nuestro alrededor: hijos e hijas, sobrinos/as, nietos/as, alumnado, pacientes y un largo etcétera.
Y entonces pregunté, no sé si a mi padre o a mi madre,
si había que ser siempre lo que ya se era,
si siendo yo una niña no podía ser nunca un caballero,
por ser una mujer.
Y esto se me quedó en el alma,
flotando, porque yo quería ser un caballero
y quería no dejar de ser mujer, eso no;
yo no quería rechazar, yo quería encontrar,
no quería renegar y menos aún mi condición femenina,
porque era la que se me había dado y yo la aceptaba,
pero quería hacerla compatible con un caballero,
y precisamente templario.
María Zambrano
El avance en la escolarización de las niñas tanto en número como en el acceso a estudios superiores y a la formación como maestras se realizó de una forma muy lenta a lo largo del siglo XIX. Tras la Guerra Civil, el franquismo impone la educación segregada tanto en los niveles de primaria como de enseñanza secundaria bajo la estrecha vigilancia de la Iglesia. Es a partir de 1970 cuando se generaliza la escuela mixta en España.
La educación mixta supone la incorporación de la mujer a un currículo unificado, así como tener derecho a recibir igualdad de trato. Esto supone un gran avance en la escolarización de las mujeres, tanto cuantitativa como cualitativamente. Como sabemos, las mujeres y los varones, además de la diversidad de identidades y orientaciones sexuales, partimos de lugares diferentes desde que nacemos. Entenderemos por tanto, que el mero agrupamiento de niñas y niños en las aulas no garantiza una enseñanza más justa e igualitaria; y podemos confundir escuela mixta con escuela coeducativa.
Deberíamos promover la integración de aquellos valores positivos asignados a las mujeres y aquellos positivos que tradicionalmente se han asignado a los varones. Se debe empezar por eliminar la jerarquización, ya no solo de las personas sino también de los saberes. En definitiva, ¿no se trataría de reconstruir un acervo de saberes anteriormente segregados como femeninos o masculinos, y ahora desdiferenciados, para constituir posibilidades de elección para el desarrollo de cada persona?
¿Cómo pensáis que podemos ayudar a ser personas críticas y autónomas, capaces de desarrollar una vida buena y conscientes de los tiempos cambiantes y complejos que estamos viviendo?;
¿personas con conocimientos y capacidades que les permitan optar y tomar decisiones ante los dilemas que surgen a lo largo de la vida?;
¿personas libres y capaces de articularse con otras para transformar la realidad que les preocupa?,
¿participar en la construcción colectiva del mundo en el que desean vivir? y, desde estos fundamentos,
¿aspirar a la “felicidad”?
Dejamos abiertas estas preguntas y reflexiones para poder compartirlas, debatirlas… construir conjuntamente distintas maneras de hacer y de plantearnos y luchar por un mundo más vivible, más habitable y con menos violencias.