Reseña sobre el proceso de Adopción

Desde nuestra colaboración con la ECAI Cielo 133 (entidad encargada de mediar en materia de Adopción Internacional de menores Etíopes), se nos plantea la importancia de dedicar un espacio a pensar sobre Adopción

¿Qué significado tiene “la adopción” para cada familia?  La Psicóloga Maite Muñoz Guillén, comienza uno de sus artículos citando a Winnicott “la adopción implica algo de distinto a lo habitual, tanto para los padres como para el niño”.                                                                            

Muchas veces asusta ver lo distinto, lo diferente. En nuestra experiencia con las familias hemos escuchado testimonios como “Mi hijo adoptado es exactamente igual que mi hijo biológico”. 

Hoy en día la adopción implica una forma de ser padres. ¿Qué hay de distinto y de igual a lo habitual en esta elección de paternidad?

Reflexiones de padres, ponen de manifiesto la existencia de esta incertidumbre “No sabía si iba a tener el mismo sentimiento que con mi hijo biológico. Cuando llegó mi hijo éste temor desapareció. Sentía lo mismo por los dos”.

Efectivamente, lo habitual de toda paternidad es el mundo emocional que envuelve a los padres: ambivalencia ante sentimientos de ilusión y ansiedad por la paternidad, junto con la puesta en juego de deseos, anhelos y expectativas que se despliegan por el nuevo hijo que va a llegar.

Pero también hay algo de diferente, y con ello no significa que sea malo o  peor, simplemente diferente. En la adopción, el niño llega a la familia por un padre y madre biológica, generalmente desconocidos. Es un camino distinto de llegada de nuestro hijo.

Esto tiene importancia en la medida en que nos puede hacer reflexionar sobre el significado para el niño. El niño va a ser extraído de una cultura, de una cadena generacional (de un padre y una madre) que por motivos diferentes han rechazado la condición de ser padres. Ahora va a ser incluido en una nueva cultura, un nuevo linaje y unos padres que Desean tenerle. Del deseo de estos padres va a surgir “la paternidad”, al recién llegado se le va a investir de todo ese deseo, de expectativas, va a ser muy mirado… y todo ello le va a llevar a interiorizar unas figuras de protección y a construir una identidad.

Para que el niño integre en la identidad esa doble experiencia de nacer de una madre que renuncia a él y encontrarse con una nueva madre que le desea, ¿cómo poder acompañarle en este proceso?, ¿Le podrá ayudar el poner palabras a esta experiencia?

Esta situación, aun teniendo en cuenta todos los casos, se hace más evidente en niños que son adoptados en edades escolares. Estos niños llegan a la nueva familia con muchos recuerdos conscientes y lagunas entre sus vivencias, dónde su historia queda en cierta medida “sin terminar de hilar». Recordamos en entrevistas, un niño que venía de una familia Etíope de muchos hermanos  y  en la familia adoptante no había niños. El niño manifestaba su tristeza por la separación de los hermanos. Nos preguntamos, ante la situación de éste duelo, y pérdida, ¿cómo ayudar a la integración de la identidad en el niño?

En palabras de Maite Muñoz Guillén: “El hijo adoptado es hijo del deseo y la palabra de sus padres adoptivos” Estos padres tendrán que ir dando palabra al origen biológico, cultural, a la historia personal de éste hijo, nombrar lo que no tiene palabras…, para ayudarle a “hilar” y dar continuidad a su identidad, a que las dos historias puedan convivir en sí mismo, sin tener que rechazar a una de ellas para poder ser.

 

Referencias:

http://www.sepypna.com/articulos/adopcion/#arriba

http://www.cielo133.es/QuienesSomos/ECAICielo133.php