¿Qué ordenamos cuando hacemos la cama?
¿Es el orden de una cama, un armario o un cajón signo de como está esa persona en su cabeza? ¿Qué fue primero? ¿Los hábitos son estructurantes?
Ser sistemáticos, ordenados, organizados son cualidades que forman parte de nuestro repertorio natural de cada día- con excepciones contadísimas como la guantera del coche, el cajón que preferimos no abrir, el rincón en el armario- , y que hemos incorporado con el convencimiento de que mejoran nuestra calidad de vida.
Cabe hacerse la pregunta, ¿Ser ordenados facilita que tengamos la cabeza ordenada?, o ¿tener la cabeza ordenada hace que seamos organizados por defecto?
Estudios recientes sobre la conducta extendida de “hacer la cama” cada mañana, han resultado en datos como que, dejar la cama sin hacer reduce la humedad y calidez de la cama y con ello la reproducción de ácaros (autores de tantas alergias). Estas afirmaciones han generado que profesionales del mundo de la psicología se pronuncien a favor del beneficio y la estabilidad que generan los hábitos, y por tanto uno TAN IMPORTANTE como elmañanero hacer la cama.
Sin duda que, hacer la cama cada mañana marca el fin del descanso y el inicio de la actividad, de un período que opuesto al reposo reconfortante (no para todos…) de la cama, requiere de energía y puesta en marcha de la motilidad. Volvemos a las preguntas, ¿qué vino primero? Parece más fácil pensar- y cómo no, llevar a cabo- que cualidades como ser ordenado y organizado nos otorgan una sensación de invariabilidad y estabilidad en nuestra vida (¡la psíquica!). No obstante, quienes somos y por tanto, cómo pensamos marcan la pauta de cómo nos comportamos – eso sí no siempre, a veces no nos reconocemos a nosotros mismos en nuestras propias acciones-; esto nos lleva a pensar entonces, si realmente importan tanto las acciones de rigor y hábito para mantenernos ORDENADOS, o si por el contrario, tener claro quiénes somos nos conduce inevitablemente a ser más o menos ordenados en nuestro entorno –como siempre con algunas excepciones y el permiso de los ácaros-.