«Spooning» o hacer la «cucharita»
El contacto físico afectuoso en sus múltiples formas es uno de los comportamientos más destacados del ser humano, no tenemos mucha consciencia de ellos porque forma parte del repertorio habitual de cada uno. Si bien es cierto que para algunos es más importante, otros lo manifiestan de manera más explícita; todos necesitamos en algún momento de un buen abrazo y de una mano cálida que nos acompañe en ciertas circunstancias- o por qué NO, en todas.
En el último año (y como cada año) Google hace un recuento de los términos y nombres más buscados en internet, claro que no sorprende que nombres de figuras famosas, controversiales y mediáticas lleguen a esta lista. Sin embargo, el término que generó desconcierto fue Spooning (cuddling), entendido como la forma en que dos cuerpos se juntan con la espalda de uno y el abdomen del otro. Spooning se ha hecho verbo de la palabra spoon (cuchara en ingles) y hace alusión a la forma en que los dos cuerpos quedan acoplados en dicha posición (semejando una cuchara).
Estudios en varias universidades se han avocado a determinar la forma en que este comportamiento beneficia –neurológicamente- al organismo, y muchos defienden el aumento significativo de actividad neuronal durante períodos prolongados de spooning.Vamos, que está claro que el calor y el contacto humano afectivo es beneficioso, pero hacer de esto un negocio, tal vez es para pensárnoslo…
Existen empresas dedicadas a la promoción del spooning, de hecho quienes a esto se dedican se hacen llamar “profesional cuddler”. Programan sesiones (como si de una psicoterapia se tratara, eso sí es imperativo vestir pijama) de distintas duraciones según el consumidor (cobran entre 50 y 70 euros la sesión) y se disponen en posición de spooning, durante el tiempo contratado. Variedades, múltiples; los precios pueden variar según el tipo de contactos extras que se soliciten como acariciar el pelo, cogerse de las manos y variar las posiciones del spooning – cosa que por supuesto aumenta el precio de la sesión, considerando el aumento en el nivel de compromiso del profesional cuddler-.
Si es tan difundido y comprobado por profesionales en la materia y por otros que no lo somos en ESA materia que el contacto físico cariñoso es beneficioso, agradable, placentero; nos preguntamos ¿por qué no ejercitarlo más? ¿Acaso necesitar de un buen abrazo nos hace sentir/ver débiles? Si pedimos abiertamente un gesto cariñoso ¿qué dice eso de cada uno? Porque si es así, si nos sentimos débiles, necesitados, en desventaja; más vale entonces que llamemos a los profesional cuddlers!