Reseña: Doble Check: ¡No puedo esperar!

Ante la reciente noticia de la última actualización de WhatsApp y su doble check azul se vuelve a abrir el debate acerca de la privacidad y el control en las nuevas formas de comunicación. ¿Cómo afecta esto al psiquismo humano?

En los últimos días se ha abierto de nuevo el debate a cerca de la privacidad y el derecho a la intimidad tras la ultima actualización de WhatsApp y su “doble check azul” que notifica que el interlocutor ha leído el mensaje.

La hora de última conexión pasó a petición de los usuarios a poderse desactivar ya que generaba malestar debido a la sensación de estar bajo control permanente, la angustia de tener que responder a la demanda del otro de manera inmediata y considerarse esto una violación de la intimidad. Se plantea lo mismo con el doble check azul.

Desde Koan nos planteamos como afectan las nuevas tecnologías en este sentido a la psique humana. 

Antiguamente, cuando no existan los móviles, era frecuente tener que esperar en un lugar a la hora acordada a que viniera la persona con la que se había quedado. No existía manera de localizarla si se retrasaba y no quedaba otro remedio que tolerar cierto grado de incertidumbre y esperar.

Actualmente parece que los tiempos de espera se toleran mal, la inmediatez y el grado de control sobre el otro activan “cierto grado de paranoia” ¿ por qué no me contesta? ¿ no me quiere? ¿no le gusto? Etc.
No en vano han aparecido numerosos chistes en la red que reflejan esta realidad. Vídeos como “Doble check es dios” parodian las escenas surrealistas que cada vez se vuelven más comunes y cotidianas. 

¿Por qué no somos capaces de esperar? ¿Qué lugar ocupa el otro para nosotros?

Pareciera que como si de un bebé hambriento se tratara la desesperación invade en la espera a que el doble check se active e inmediatamente se reciba respuesta. En el ejemplo del bebé éste necesita controlar a su mamá porque depende cien por cien de ella.Al principio el bebé piensa que cuando su mamá no está con él ésta desaparece, y por lo tanto, él está en peligro lo que le llenará de angustia.

Al no estar instaurado el lenguaje su psiquismo no sabe dar nombreal inmenso malestarque siente en su tripa cuando tiene hambre. Poco a poco este bebé gracias a que su mamá le hace esperar lo justo y le ofrece palabras “¿tienes hambre chiquitín? ¿a ver que le pasa a mi bebé?” etc. va comprendiendo que ella no desaparece, sino que va y viene, que su dolor se llama hambre, y poco a poco va pudiendo tolerar la espera porque no se muere por esperar y su llanto se transformara en palabra: “dame pan”. 

¿Tal vez no estemos en estas situaciones con un funcionamiento más infantil al que corresponde esperando que el otro este para nosotros de manera inmediata cuando nosotros lo necesitamos? 

¿Tal vez no estemos en una demanda demasiado voraz en la que el otro se pierde de vista y con él sus necesidades? 

¿Seremos capaces de soportar los tiempos de espera?

¿Tendrá todo esto algo que ver con la transformación que esta sufriendo en los últimos tiempos la comunicación en la que la palabra parece que pasa a un segundo plano y los emoticonos se colocan en primera fila?

Fuente: ABC.es

«Doble check: No puedo esperar»