Reseña sobre la sesión clínica «¿Cómo ser un niño de verdad? Reflexiones sobre el autismo» po
Os dejamos un breve resumen sobre la sesión clínica que presentó nuestra compañera Maite Echegaray el pasado sábado sobre el autismo.
El pasado sábado 2 de Abril nuestra compañera Maite Echegaray ofreció una sesión clínica en el Centro de Psicología y Psicoterapia Argensola con motivo del día mundial sobre el autismo.
La sesión giró en torno al trabajo que ella realiza como directora del área Infanto-Juvenil de la Fundación FAD (Fundación para la Asistencia del deficiente psíquico).
La unidad Infanto-Juvenil consta de dos servicios: un centro de atención temprana concertado con la Comunidad de Madrid (de 0 a 6 años) que en la actualidad dispone de 114 plazas, y un centro privado de atención terapéutica, nacido para dar respuesta al vacío en el que quedaban los niños a partir de 6 años cuando salían del centro de atención temprana, pues no existen en la Comunidad de Madrid servicios destinados a estos niños. Surge como una unidad de 6-18 años, pero que en realidad, y debido a las listas de espera que nos encontramos para ser atendido por las plazas públicas, acoge a todos los niños de 0-18 cuyos padres se lo puedan permitir. Ahora mismo hay una ocupación de 80 plazas. En definitiva, en total atienden a casi 200 niños y sus familias.
Durante la sesión se debatió sobre temas interesantes como:
La función de las etiquetas diagnósticas y su “ab-uso”:
Se planteaba una dualidad en torno al diagnóstico. Cómo tener un diagnóstico por un lado ayuda a calmar la angustia (tanto de los profesionales como de los padres) frente al “no saber qué le pasa a ese niño”. Pero que por otro, se pensaba en cómo este nombre puede volverse una etiqueta que tape por completo a esa persona que hay detrás y como “soy Juan” pasa a ser “soy autista”.
Las etiquetas no entrañan sus riesgos solo a nivel personal, también a nivel profesional. Dejando a un lado que son “nombres” que ayudan a los profesionales a comunicarse entre sí, pueden también ser fuente de “estereotipias” por parte de los profesionales que administran protocolos idénticos de actuación, independientemente de que seas Juan, Pepe o María.
¿Se ha convertido el autismo en otro cajón de sastre como lo pueda ser el trastorno bipolar o el TDAH?, ¿dónde queda la subjetividad de la persona?
El trabajo en los equipos multidisciplinares y la integración de las diferentes formas de abordar los trastornos. ¿En qué lugar nos colocamos como terapeutas?
Maite Echegaray nos muestra como en la Fundación FAD el equipo es multidisciplinar. En él se integran psicólogos de distintas corrientes, logopedas y fisioterapeutas.
Trabajar en equipo no es fácil e implica tolerar las diferencias, existe el riesgo de caer en “lo mío es lo que vale y yo soy el poseedor de la verdad” en una rivalidad interprofesional que lejos de sumar dificulta mucho el trabajo.
Se plantea como la importancia está en la concepción que tienen los profesionales del ser humano, desde qué lugar se mira a ese niño. Si la mirada va más orientada a “es autista” y administrar un protocolo único, o si la intervención va encaminada a “ver a Juan” y ser capaz de hacer una intervención adaptada a él en particular. Desde la Fundación se trata de promover más esta segunda visión aunque esto implique tolerar, por parte del profesional, un monto de angustia superior. ¿Estaremos dispuestos a investigar quien es Juan?