Puntos negros de la enseñanza

Los puntos negros, medios de la enseñanza

Los estilos de crianza y enseñanza varían casi como número de familias y niños hay, y tanto los padres como maestros en su función, hacen de este proceso un ejercicio arduo y responsable; no sin dudas angustiantes y renuncias que generan conflicto. Con la lupa puesta en la importancia de encontrar el propio quehacer de la enseñanza y la crianza, comentamos una experiencia más del lado de la parentalidad.

En febrero de este año la revista Time publicó un artículo de la escritora estadounidense Sara Zaske, titulado “How to parent like a german”, en castellano cómo emular la crianza alemana. Una de las afirmaciones más significativas de esta autora, es la sorpresa con la que vivió en primera persona las diferencias estructurales de la enseñanza alemana: la formal y académica, y la que ocurre en casa. El relato y la descripción de sus experiencias en este sentido, más allá de la anécdota descubren un conjunto de aprendizajes que se transmiten de padres a hijos dando prevalencia a la independencia y la responsabilidad, como valores del individuo que deben establecerse desde los primeros años de vida.

Desde la escuela el énfasis en los espacios lúdicos vinculados a la socialización, desplaza el afán de los padres, de que los niños aprendan a leer antes del inicio de la primaria, dando lugar a un aprendizaje grupal que posteriormente conlleva irremediablemente a la curiosidad y a los intereses por conocer; que facilitan y dan paso a la enseñanza de las letras y la formación de palabras; y con ellos la lectoescritura.

En esta línea, una de las celebraciones más importantes de los niños alemanes, es la entrada en el colegio, con 6 años y en víspera del inicio de la fase de aprendizajes formales en la escuela, se lleva a cabo una fiesta que coloca en un lugar privilegiado el momento vital del niño, su entrada en la academia, la llegada de las responsabilidades y deberes académicos, así como el ejercicio de su rol como niño que ya no solo forma parte de la familia, sino de una sociedad a través de su estreno en la institución.

Las actividades al aire libre y disposición para que los niños en edad escolar empiecen a probar su mundo externo, son extendidas entre padres y maestros: que los niños se desplacen solos por la ciudad, que aprendan las normas y reglas de tráfico, que puedan cumplir con horas en el parque y volver a casa sin supervisión directa de un adulto…También se introducen a edades tempranas en el inicio de la escolarización, contenidos que despiertan inquietudes e intereses de ese mundo externo que han empezado a experimentar como la idea de la muerte, el peligro, la sexualidad, la agresividad; matizando de esta manera algunas de las angustias esperadas alrededor de estas edades.

Cuando aparecen con mucha potencia preguntas sobre la existencia(¿de dónde venimos?, ¿cómo nacimos?), lo perecedero y la trascendencia (¿a donde se van los viejitos cuando se mueren?,¿por qué nos morimos? ¿Es como dormir? ¿Quién cuida a los que se mueren?), las diferencias de lo humano (¿Por qué los delfines no tienen colita?), las diferencias sexuales anatómicas (¿cómo hacen pís las niñas? ¿Los niños también tienen culete?), las lealtades, las rivalidades y los amores (¿por qué viene una hermanita?, ¿de quién es mamá? ¿a quién quiere más la abuela?, ¿por qué los Reyes le trajeron eso a ella y a mi no?); las angustias parentales se refrendan necesariamente en la escuela, ¿cabría entonces dar lugar en la escuela, en el contexto del aprendizaje en grupo, la enseñanza y transmisión de valores individuales en el niño? De ser así, podríamos tal vez preguntárselo a los teutones!