50 Sombras de Gray

Reseña. Cincuenta sombras de Grey

Es el libro británico más vendido de todos los tiempos. Primero en las listas de más de 40 países, ha superado a “Harry Potter”, con más de 30 millones de copias vendidas.

Según Linda Murray, directora de BabyCenter.com, estaría provocando en una explosión demográfica, “ya que está actuando como afrodisíaco para muchas lectoras”. 

El conocimiento de estos datos puso  nuestra atención sobre “El fenómeno Christian Grey”. Cuento de hadas para mujeres adultas dicen algunos, novela erótica para muchos otros. Desde Psyquia lo pensamos como una novela que ha despertado las fantasías de muchas mujeres.

Es frecuente que en la terapia de mujeres aparezcan fantasías masoquistas: juegos de sometimiento, que las aten, las encadenen y así consiguen alcanzar el orgasmo. Esto no necesariamente tiene que ocurrir en la realidad sino que suele formar parte de las ensoñaciones de nuestras pacientes y en general, nos atreveríamos a decir, de todas las mujeres de una u otra forma. No se busca el daño físico, sino que lo importante es la escena que imaginamos.

A menudo se expresa vergüenza por estos pensamientos y no es hasta un momento avanzado de la terapia cuando se puede hablar de ellos. Pero, ¿qué se está poniendo en juego?

Empecemos con una frase que conocemos desde bien pequeños: “quien bien te quiere, te hará llorar”. En el libro lo podemos observar claramente, Anastasia Steele (la protagonista) nunca ha llorado tanto pero curiosamente nunca se ha sentido tan viva y tan feliz. ¿Cómo entendemos esto?. Ella se plantea “¿cómo un hombre tan perfecto puede interesarse por mí? Y parece que automáticamente una se encuentra en deuda con este Adonis y tiene que satisfacer todos sus deseos. Podríamos pensar entonces en otra frase mítica: “tus deseos son órdenes para mí”.

Cuando leíamos en foros sobre este tema y alguien se atrevía a llamar maltratador a Súper Christian Gray, en seguida aparecían defensoras que alegaban que si existe consentimiento no se puede hablar de maltrato y que su comportamiento se debía a su triste y difícil infancia. A un Dios es difícil no justificarle la verdad. Además no olvidemos que ser querida por un Dios es algo a lo que no es fácil resistirse. Un hombre que promete un amor incondicional, aunque el contrato incluya alguna que otra clausula que ponga en duda la consideración como sujeto de la mujer, no deja de prometer algo muy tentador. Pero insistimos, ser la elegida de un Dios puede hacer pensar que merece la pena el sacrificio. Y es que aunque pueda alarmar y ser mal entendido, aún hoy en día y por supuesto con su evidente evolución, parece que la valía de la mujer está de alguna manera sujeta al ser querida por un hombre, como algo que completa y que  sujeta a ser la causa del deseo del otro. Lugar de privilegio aunque de dolor.

Desde Psyquia, lo entendemos haciendo referencia a un término de Mariela Michelena, «el malquerer». Quizá también podríamos pensar que algo de esto se encuentra en la base del maltrato. ¿Qué pensáis? Nos encantaría que lo compartierais con nosotros.

Bibliografía recomendada:

– Pegan a un niño. Sigmund Freud O.C. Vol. XVII  Ed.Amorrortu.
– Mujeres malqueridas. Mariela Michelena. La esfera de los libros.